Cálculos en la vesícula biliar
Los cálculos en la vesícula biliar (entidad conocida científicamente como 'litiasis biliar'), son depósitos duros que se forman en la vesícula biliar, y de tamaño que varía (puede ser desde tan pequeño como un grano de arroz hasta tomar el tamaño de una pelota de golf).
Los cálculos en la vesícula no sólo se dan en los adultos. Desde la generalización en el uso de determinadas técnicas diagnósticas, como la ecografía abdominal, cada vez se diagnostican más casos en la edad pediátrica. Algunos estudios afirman que podría afectar hasta casi un 2% de los niños.
Cómo afecta el cálculo de vesícula biliar a los niños
Pasaremos a describir alguna de las peculiaridades de la litiasis biliar infantil:
- Distribución por sexos. En los primeros años de vida se afectan por igual ambos sexos. En los niños más mayores se afecta preferentemente el sexo femenino.
- Características de los cálculos. Hay dos tipos: de colesterol (suponen aproximadamente el 50%) y pigmentarios (de éstos, la mayor parte son marrones y de consistencia blanda). Pueden ser únicos o múltiples, y su tamaño es variable.
- Factores predisponentes. Enfermedades hemolíticas, nutrición parenteral, prematuridad, enfermedad de Crohn, síndrome de Down, fibrosis quística, obesidad, colestasis, etc. En la mayor parte de los casos, aun así, no hay ningún factor que los condicione.
- Síntomas. Suele ser asintomática. En algunos casos aparece: dolor abdominal en la parte superior derecha, molestias relacionadas con la digestión, náuseas, vómitos.
- Diagnóstico. Se hace a través de una ecografía abdominal.
- Tratamiento. Si produce síntomas, hemos de pautar un tratamiento adecuado. Se puede usar en casos concretos ácido ursodesoxicólico durante 6 meses (indicado si hay pequeños cálculos radiotransparentes). La cirugía se reserva para casos complicados.
Si su hijo necesita someterse a una cirugía, probablemente usted tenga muchas preguntas, varias de ellas relacionadas con la anestesia. Es posible que se pregunte si su hijo sentirá dolor durante la intervención quirúrgica, será consciente de lo que esté ocurriendo, se despertará en medio de la operación y tendrá miedo, o no se sentirá bien más tarde.
El concepto de que su hijo esté inconsciente o pierda la sensibilidad en el cuerpo puede resultar desconcertante, especialmente cuando se encomiendan su salud y bienestar a otra persona. Sin embargo, hoy en día, la anestesia es muy segura. A diferencia de la anestesia del pasado, cuando los médicos solían usar nada más que éter y un estetoscopio, en la actualidad profesionales altamente capacitados que usan una amplia variedad de medicamentos seguros y equipos de monitoreo administran la anestesia moderna en hospitales y centros quirúrgicos.
Si a su hijo se le programa un procedimiento menor ambulatorio o una intervención quirúrgica mayor que requiere tiempo de recuperación en el hospital, es importante que usted esté preparado para apoyarlo. Cuanto más informado, calmo y tranquilo se encuentre con respecto a la intervención quirúrgica y la anestesia, más probabilidades hay de que la experiencia resulte más fácil para usted y su hijo.
¿A qué le pueden temer los niños?
El nivel de desarrollo y la edad de los niños juegan un papel importante respecto de lo que les despierta temor en relación con recibir anestesia. Algunos niños, especialmente los más pequeños, pueden tener temor a que los separen de sus padres. Por lo tanto, es posible que se sientan más seguros con la compañía de mamá o papá en una sala de espera o sala de inducción preoperatoria hasta que se queden dormidos.
Sin embargo, es posible que los niños mayores tengan miedos mucho más complejos: exposición de partes del cuerpo durante la cirugía, cortes y cicatrices en el cuerpo, despertarse durante la cirugía, pérdida del control, dolor después de la cirugía e incluso la muerte.
Una inquietud común entre los niños, pequeños y mayores, es si recibirán una inyección y, en caso de recibirla, si les dolerá. Es posible que se aplique un tipo de crema anestésica local en la piel para quitar el dolor de las punciones de agujas cuando se coloca una sonda intravenosa. Por lo general, esto es eficaz para aliviar los miedos que se relacionan con recibir una "inyección".
Y, según el tipo de intervención quirúrgica y anestesia que se use, en muchos casos los niños pueden inhalar o tomar medicamentos que los ayuden a relajarse y tener sueño antes de ingresar al quirófano. Además, a menudo se administra a los niños un anestésico que se inhala para que, al respirar, se queden dormidos en el quirófano antes de que se les coloque una vía intravenosa.
Cirugías pediátricas más comunes
En la edad pediátrica, el momento idóneo para llevar a cabo una intervención quirúrgica no urgente depende de varios factores:
- Riesgo de la enfermedad y posibilidad de complicaciones durante el periodo de espera.
- Posibilidad de regresión espontánea de la enfermedad.
- Factores psicológicos: importancia de la separación del niño de sus padres, colaboración del
- niño en el postoperatorio, variabilidad en la calidad del postoperatorio según la edad del niño,
- situación psicológica de los padres (miedo a la cirugía, ansiedad por la espera…).
- Riesgo específico de la intervención.
- Aspectos técnicos de la intervención. Algunas cirugías complejas se retrasan hasta que disminuye la dificultad asociada con la edad y el tamaño del niño.
Mientras que los dos primeros factores permanecen inalterables y el tercero puede variar en cada caso en particular, los dos últimos están en continuo cambio, por el desarrollo de nuevas técnicas quirúrgicas, de la anestesia pediátrica y de los cuidados postquirúrgicos. Existe una tendencia a adelantar la edad de corrección quirúrgica en varias patologías (hipospadias, criptorquidia, enfermedad de Hirschsprung).
Aunque no existe un calendario quirúrgico universalmente aceptado, en general se aceptan, con algunos márgenes.
Repasaremos a continuación las intervenciones quirúrgicas más frecuentes en cirugía pediátrica, clasificadas, por motivos prácticos, según regiones anatómicas.
Cara y cuello
- Frenillo lingual: Repliegue membranoso relativamente vascular que une la cara inferior de la lengua a la base de la boca y puede causar dificultades para el habla y la succión. Está indicada su sección al diagnóstico.
- Frenillo labial: Repliegue carnoso entre la cara interna del labio superior y la encía superior que puede producir la separación de los incisivos centrales superiores. Está indicado su tratamiento cuando esto ocurre y siempre tras la aparición de la dentición definitiva, tras valoración por su ortodoncista.
- Apéndices y fositas pre auriculares:Producidos durante la formación del pabellón auricular. Los apéndices pre auriculares sólo tienen importancia estética y está indicada su extirpación a partir de los 6 meses,